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Desde siempre, desarrollar aplicaciones empresariales no ha sido una tarea fácil considerando que los avances de la tecnología han ido simplificando el manejo de varios aspectos de este problema. Sin embargo, los desarrolladores de este tipo de aplicaciones continúan enfrentándose a desafíos tales como datos complejos; la mayor parte del tiempo los requerimientos no son explícitos, usuarios simultáneos múltiples, los requerimientos del negocio cambian con frecuencia, plataformas heterogéneas, e interdependencias complejas entre aplicaciones distribuidas. Además, el hecho de que no exista ningún estándar de la industria para el desarrollo de este tipo de aplicaciones ha llevado a muchas organizaciones a desarrollar sus propios modelos generando así un alto costo de desarrollo y mantenimiento de las aplicaciones.
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